¡Buenos días, tardes o noches, generales de bien!
No sé cómo estáis llevando esto del calor por otros rincones de la península (y más allá), pero aquí en el sur estamos que derretimos hasta los dados. El calor aprieta tanto que mi paleta húmeda ya ha pedido el comodín del público, pero no podemos concedérselo porque estamos al pie del cañón: Tragacete nos espera a finales de mes, y mi segunda unidad de temibles ballesteros francotiradores tiene que estar lista para servir bajo el mando de la Garra Abisal.
Y, aunque no aspiro a conquistar ningún podio en mi primera incursión a Cuenca, porque mi motivación para inscribirme fue estar disfrutando de una barbacoa con gente de lo más maja (que, evidentemente, no me sacarán ninguna foto al lado de la barbacoa para intentar hacer una broma sobre el Verdadero Rey Fénix), tengo que admitir que me ha dado el pinchacito de la envidia.
Porque menudos trofeos más chulos se ha currado la organización del Ruralhammer. Y qué ganas tengo de pillar desprevenido a alguno de los ganadores para, ¡zas! Darle un beso en la frente por semejante despliegue de estrategia, arte o lo que sea, mientras huyo colina abajo con su preciado trofeo.
(He colado los enlaces como una auténtica skaven del clan Eshin, ¡aiyah!)
Cambiado de tema radicalmente: ¿entre mis lectores hay algún jugador que se quedó con las ganas de participar en el II torneo de nuestros compañeros de TuliStudio? Pues estáis de enhorabuena, porque quizás no hay plazas para vosotros en Torrejón de Ardoz, pero seguro que alguna queda en el 2n Torneo de Saint Cugat: 21 de junio, dieciocho participantes (ampliables), 2000 puntos y Manuscritos de Nuth, ¿os lo podemos poner más sencillo desde aquí?
Desgraciadamente no puedo proveeros de ninguna plataforma en la cual leer las bases, pero estoy segura de que si escribís al correo que os indico aquí para pedirlas, os responderán en un santiamén. ¡Corred, insensatos! Que la llama de Udûn (o la próxima ola de calor) os pille tirando unos dados.
Y ahora sí que sí, pasamos a lo que nos concierne: ¡la reseña del I Torneo E-Minis Málaga! Organizado conjuntamente por nuestros «sospechosos habituales», loz chikoz de Málaga WaaaaghGames y el personal de E-Minis.
Como bien explica el cartel que os he dejado arriba, este torneo se jugó siguiendo el sistema de sexta edición pura (sin adulterar, como suele ser habitual en otros torneos que también organizan nuestros compañeros), y a 1500 puntos: un clásico que permite montar una lista de lo más apañada, pero que no evita que acabes echándote las manos a la cabeza para cuadrar objetos mágicos, estandartes y los dichosos puntos que siempre acaban sobrando (o faltando).
No tuve ese problema, ya que opté por repetir la misma «alineación» de elfos oscuros que me acompañó a conquistar las Hispania: no varié ni un solo objeto mágico, ¿para qué? Cuando algo funciona (o, al menos, luce estupendamente en mesa) pocos motivos hay para cambiarlo.
En la otra cara de la moneda tenemos a Tono que, además de no dignarse a hacer ni una mísera foto, echaba de menos a sus barbudos. Así que desempolvó sus viejas máquinas de guerra y levantó a todo Karak Norn para que afilaran sus hachas y fruncieran el ceño como los cascarrabias de verdad — de esos que farfullan hasta cuando ganan.
Y como bien sabemos todos, un torneo de Warhammer lo único que tiene (y debería de tener) de competición es el nombre; lo llamamos «torneo» para que quede bonito y conciso, porque «día de pachangueo y dados con los colegas» suena demasiado informal. Son un cúmulo de excusas para pasar el día haciendo algo que nos gusta a todos, rodeados de gente con la que da gusto compartir mesa, dados y carcajadas.
Durante el evento, además, tuve la suerte de reencontrarme con alguien que considero, a nivel personal, una auténtica eminencia: Miguel. Hace ya algunos años que tuve la suerte de que nuestros caminos se cruzaran, cuando yo todavía no había ni empezado a dar los colores base a mi glorioso ejército de Karond Kar. En aquel otro torneo, curiosamente también en E-Minis, compartimos conversaciones y experiencias, pero sobre todo aprendí mucho de un ejército que ni siquiera había desplegado aún sobre un campo de batalla.
No sé cuántos de vosotros conoceréis a Miguel, pero si algún día os encontráis con él, sabed que estáis ante una de las personas más adorables de este hobby. Más allá de todo lo que sabe — que no es poco —, representa todo lo bueno que Warhammer tiene para ofrecer como hobby: un señor con con educación «de pueblo», como dice él con una sonrisa, pero con un corazón más grande que cualquier arca negra de la flota de Naggaroth.
Ni todo el oro de un pagador mercenario podría costearse lo que vale este buen hombre, así que desde Abades de Maisontaal le mandamos un abrazo de kharibdyss.
Y me niego a seguir poniéndome tierna, ¿eh? Que después empiezan los rumores de que tengo un corazón bajo esta gruesa capa de dragón marino, y acabo perdiendo la fama que me he creado de cruel esclavista corsaria. Así que vamos al lío de la primera ronda: una partida que parecía escrita por los dados del destino, ya que la misma noche de antes Mario deseó que nos encontráramos por fin en mesa.
¿Cumplió su deseo una estrella fugaz, o fue una zeta zombrero loko? Puede que nunca lo sepamos, pero lo que os puedo asegurar es que fue un enfrentamiento épico donde no faltaron las famosas «caídas de mano» para ambos bandos (un aplauso a esos trolls con el doble uno) y las risas, ya que es un rival con el que da gusto compartir seis rondas (o las que tercien).
Su ejército, como habréis podido adivinar por lo que llevo escribiendo desde hace un rato, era orcos y goblins: numeroso, ruidoso y difícil de controlar... Y no precisamente para él, ya que confiaba en que las animosidades le jugaran alguna que otra mala pasada. Yo intenté hacer lo que estaba en mi mano, que no era mucho con tanta marea verde dando saltos por el tablero, pero finalmente la partida se saldó con una victoria decisiva en contra.
Mientras tanto, unas mesas más allá, la suerte le sonreía a Tono: masacre a favor contra los elfos oscuros de mi padre, Pelli, una victoria amarga que nos ha costado que no pague las gambas (que luego pasaron a ser espárragos de mar) de nuestra futura boda. Gracias, cariño.
En mi segunda ronda me tocó enfrentarme al gran «Parea», una partida que me hacía especial ilusión, porque nunca antes había tenido la ocasión de cruzar dados con él. Al fin y al cabo, un torneo también es la oportunidad perfecta para medirte con esos jugadores con los que siempre has querido jugar y que, por una cosa u otra, aún no habías tenido delante.
Me sorprendió que dejara en el terrario a sus lagartos para sacar a pasear un ejército del Caos pero, sinceramente, enfrentarme tanto a los hijos del Gran Plan como a la lista que llevaba me habría parecido estupendo. Al final, creo que su forma de jugar está profundamente ligada a su propia personalidad: siguiendo su propio ritmo, pero con unos resultados en absoluto despreciables.
La partida, eso sí, fue una lección de humildad reglamentaria. Siempre hemos bromeado con que Parea duerme con el reglamento bajo la almohada, y no hay debate que se le resista... Ni siquiera después de 429 mensajes y 32 capturas de pantalla del reglamento.
Pero es que el tío es un coco. De los que van kilómetros por delante de tu línea de pensamiento.
¿Qué puedo decir que no haya dicho ya? Con rivales así, hasta una victoria marginal en contra se aprende. Y, al menos, me fui contenta de haber plantado cara en medida de lo posible frente a un ejército que siempre se me atraganta un poco.
Aprovecho también para agradecer la paciencia que tuvo conmigo durante la partida, ya que en un momento dado sufrí un pequeño ataque de ansiedad (¡nada grave, tranquilos!) y tanto él como uno de los organizadores, mi primo Eric, se volcaron para que me recuperara lo antes posible. Gracias, de corazón, por tener tanta consideración en ese momento tan complicado para mí.
¿Oh? ¿Que cómo le fue a Tono, os preguntáis? Pues como suele ser habitual en él, repartiendo hachazos como el que reparte bendiciones, pero esta vez contra las huestes bretonianas de Rippman. Me han chivado que, además, la Dama del Lago estaba apagada o fuera de cobertura ese día.
Y por último, después de una copiosa comida, le dimos la bienvenida a la tercera ronda: ahí me esperaba mi estimado amigo Miguel Ángel con su ejército de Slaanesh Tzeench. Supongo que el destino consideraba que durante las Hispania, el pasado mes de febrero, no me había dado lo suficientemente fuerte... O que simplemente le apetecía que un ejército del Caos volviera a dejarme con la moral por los suelos (spoiler: fue una masacre como una casa de grande).
A mi favor diré que creo que empecé ganando... Hasta que, por las mecánicas del escenario, sacrifiqué al pobre y dulce Arándano. A partir de ese momento, parecía que nada podía salir bien si yo lo planeaba: tuve un par de momentos heroicos, como la carga de mi carro contra una unidad de tres ogros dragón (estaba planeada como carga combinada con corsarios, pero desgraciadamente se acobardaron en el último momento...) donde se llevó a dos por delante, que no es moco de pavo, antes de ser pulverizado, y mis arpías, que se pasaron cualquier efecto psicológico que pudiera tener un demonio mayor sobre ellas por la envergadura de las alas, pero ni siquiera ese perreo tan sensual fue suficiente para hacernos levantar cabeza.
De la calidad personal de Miguel Ángel ya escribí en su momento, cuando compartimos tercera ronda en las Hispania, y no me retracto en ni una sola coma. Ha vuelto a ser un auténtico placer repetir el cierre de un torneo con él, porque siempre nos quedarán las anécdotas divertidas por encima de los resultados.
Y con esta soberana paliza cerramos un torneo espectacular, pero no el evento, ya que todavía quedaba la entrega de premios más rápida que he tenido la ocasión de ver. Comprensible, porque los dependientes también tienen una familia y quieren volver a sus casas. O, por lo menos, descansar de nosotros unas horas después de tanto Warhammer.
Litox, del Templo de Myrmidia, se coronó como campeón absoluto del torneo, dejando a un invicto Tono (de Abades de Maisontaal), en segunda posición, y a Rippman (de la Compañía Maldita) cerrando el podio con un nada despreciable tercer puesto.
En la foto se nos coló Carlos, de Málaga WaaaghGames, con su diploma al Mejor Trasfondo.
En resumen: fui a un torneo, no gané ni a las chapas, tuve un mal rato por culpa de la ansiedad y, aún así, volvería a repetir porque me lo pasé como una enana (pero no de las que viven en un karak). Warhammer no son los resultados, son las risas que echas con la gente que está igual de loca que tú. Los chistes entre rondas, los accidentes con las miniaturas que hacen que me convierta en un ogro y las caras de póker cuando te sale un doble seis en un chequeo de liderazgo.
Gracias de nuevo a la organización por montar todo este «tinglao», a todos los jugadores por el buen rollo imperante, y a mis rivales por no reírse (demasiado) de la combinación explosiva entre mi mala suerte y mi escasa experiencia. Ya estoy contando los días para la próxima… Y quién sabe, quizá para entonces hasta gane una partida. Pero si no, tampoco pasa nada: siempre me quedará volver a sacrificar a Arándano.
No necstas ganar nada pasa ser una reina!! ya con el cariño y las cosas bonitas qu dices de la gente que tienes a tu alrededor se nota que eres la campeona del torneo (con el perdon de litox)
ResponderEliminarEres la mejor!! Presentste trassfondo??
No, no necesito ganar nada porque con los buenos amigos que me ha dado este hobby, me puedo considerar una triunfadora <3 aunque es muy bonito que me digas todo eso.
Eliminar¡Sí, siempre intento presentar trasfondo! Probablemente lo suba el domingo. Aunque no hubo suerte, pero creo que me quedó bastante chulo, y por fin resolveremos el misterio del Rata.
Y se me ha olvidado!! que quiero ver a arandano!!!!1
ResponderEliminarTraigo sorpresas a futuro, y una de ellas implica ver a Arándano ~
EliminarQue flama!! Siempre es una alegría leerte tia
ResponderEliminarGracias, anónimo de mi corazón. ¡Eres muy amable!
EliminarLos elfos oscuros constituyen una de las facciones más exigentes del juego, dado que sus errores tácticos tienden a penalizarse con severidad, a diferencia de otros ejércitos —como los del Caos— que, a mi juicio, gozan de una mayor tolerancia al fallo y una notable solidez en el campo de batalla. Estoy seguro de que, con el tiempo, adquirirás plena soltura con ellos. En última instancia, todo jugador se encuentra ante una encrucijada: adaptar su ejército a su estilo de juego, o bien amoldarse uno mismo a las particularidades del ejército escogido. Por lo que he podido observar en tu caso, parece que has optado por la primera vía, lo cual resulta especialmente interesante.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, me gustaría saber qué sucedió finalmente en la tercera partida de Tono. ¿Fue una derrota? Me ha resultado especialmente ameno el modo en que has resumido sus enfrentamientos, incluso en una sola línea. Recibe mi enhorabuena por ese segundo puesto, que sin duda ha sido bien merecido; no en vano, el ejército enano es conocido por su tendencia a resolver los enfrentamientos en empates más que en victorias arrolladoras.
¿Cabe la posibilidad de que veamos una presentación del ejército, similar a la que realizaste en su momento con los mercenarios? ¿Y quizás también una dedicada a los elfos oscuros?
Warhammer, al menos para mí, es la excusa perfecta para reencontrarme con amigos a los que no siempre tengo la oportunidad de ver (porque viven en otras ciudades, o porque la vida adulta se pone en nuestro camino) y para viajar con mi pareja a sitios donde no hemos estado nunca. ¿Por qué complicarme llevando un ejército que no me gusta?
EliminarPero no me extenderé mucho más, porque el día que haga la presentación de los elfos oscuros, quiero que también la leáis con atención. ¡Con eso espero darte una pista de las próximas presentaciones que habrá en el blog de Abades de Maisontaal!
Tono saldó su última partida con una victoria marginal a su favor; una decisiva (o una masacre) le hubiera llevado a alcanzar lo más alto del podio, pero como tú mismo dices, siendo un ejército de enanos, lo sorprendente es que lleguen tan alto teniendo en cuenta que tienden al empate.
¡Muchas gracias por comentar siempre! Y por las felicitaciones, se las trasladaré a nuestro herrero rúnico de confianza.
¡Eres una tía muy valiente por ser capaz de ponerte delante de la ansiedad y seguir disfrutando del hobby! Conozco muy bien lo que supone, porque una persona a la que quiero muchísimo también lo sufre, y sé cómo, en ocasiones, puede arrebatarnos incluso lo que más nos gusta. Así que de verdad, ole tú por seguir adelante, con dados y todo.
ResponderEliminarEl torneo tuvo pinta de ser divertidísimo, me he reído con algunas escenas que has contado (¡ese carro repartiendo gloria!). Y te entiendo perfectamente: a mí tampoco me gusta nada enfrentarme a ejércitos numerosos… ¡demasiada tropa en mesa!
Un placer leerte, como siempre.
¡Muchas gracias, Lobo de Middenheim! Palabras como las tuyas siempre animan mucho, y trataré de recordarlas la próxima vez que me vea sobrepasada por una situación similar.
EliminarFue de lo más divertido y, aunque segundos después el ogro dragón que restaba lo pulverizó, fueron los 95 puntos mejor invertidos de todo el torneo. También he de decir que mis ballesteros merecen ser llamados «francotiradores», porque menuda fama se gastan esos pequeños hijos de la nieve.
Por no decir otra cosa.
Los ejércitos numerosos también son mi talón de Aquiles, porque nunca sabes por dónde empezar a meterles mano y, cuando consigues matar esa unidad que se te ha atragantado durante toda la partida, de repente descubres que cuesta 10 puntos y te vienes abajo.
Un placer contar con tus comentarios.
Duermo, casi literalmente, con el reglamento debajo de la almohada, jajajaja. Lo tengo en la cómoda junto a la cama. Es uno de mis libros para dormir (junto a este están algunos números de la revista Retro Games y los cómics de Dragon Ball de la serie amarilla).
ResponderEliminarAfortunadamente tenemos una visión parecida y positiva del torneo: jugamos contra gente que no habíamos jugado antes y en la última partida nos tocó contra amigos. Guay, ¿eh?
Eso sí: mi lista de Hordas del Caos de preescolar de Warhammer me gustó lo justo para disfrutarla ese día y no querer repetirla, jajajaja. A partir de ahora, me verás con Hombres Lagarto... o cuando resucite a mis Skavens (¡que lo estoy deseando!).
Tus elfos oscuros sobre el tablero están MORTALES, Alba, y desde luego nos tocó en un escenario propio para ambos ejércitos confrontándose.
...
PD: ¡Deja de temer hacer cargas con tus jinetes de gélido y los corsarios! Esa gente pulen a la mayoría, así que no temas perderlos; que los tema tu oponente 😉
¿Qué mejor libro de sobrecama que el reglamento de Warhammer? Aunque los otros títulos tampoco suenan nada mal, aquí nos gusta leer a una «abestruz» con tanta cultura como tú.
EliminarMuy, muy guay, creo que no nos podemos quejar en absoluto de los emparejamientos.
¡Intentaré que la muerte de Schrödinger deje de afectarme para futuras ediciones! Y seguiré tus consejos al pie de la letra, a ver si consigo mejorar mis resultados con tanto buen jugador dándome indicaciones.
¡Muchísimas gracias por comentar, por la partida y por todo lo demás!
q pedazo de torneo te marcaste!! 😄 me lo he pasado genial leyendolo, como si hubiera estado allí mirando por encima del tablero jajaja
ResponderEliminary lo de la carga del carro... epico, digno de canción bardica!! 👏👏
felicidades por aguantar el tirón como una campeona 💪
¡Ojalá, Hektor! Solo jugué lo mejor que pude (que no es mucho), pero puedo decirte que si los ganadores de torneos se midieran en lo bien que se lo pasa uno, me habría llevado más de uno (y de veinte) primeros puestos a casa.
EliminarEso sí, anécdotas absurdas con mis unidades haciendo lo imposible tengo de sobra.
Muchas gracias, corazón, ¡eres un encanto!
Las buenas costumbres no se pierden en los torneos que merecen la pena 😁 leer tus reseñas de torneo me trae recuerdos de cuando yo participaba en los torneos de sexta que se celebraban en Trevejo.
ResponderEliminarCualquier elfo (asur, druchii o asrai) es delicado en el cuerpo a cuerpo. Persevera y vencerás, hija de Nagarythe.
Saludos,
Ithilmar
Muchas gracias, caballero, ¡me alegra que mis reseñas te traigan tan buenos recuerdos! Aunque he tenido que admitir que he buscado Trevejo en Google porque... Porque no lo conocía, jaja.
EliminarMe encanta descubrir comunidades en cualquier parte de la geografía española (o del mundo, ya puestos).
Perseveraré, a ver si alguno de mis dioses (Khaine, Anath Raema o Mathlann) se apiada de esta pobre druchii y de su malísima suerte con los dados, o de su pobre estrategia.
Un abrazo, Ithilmar.