Reseña del I Torneo Málaga Waaaghgames

    Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, ¿no? Y ahora mismo no se me ocurre mayor alegría que reencontrarte con buenos amigos en un torneo organizado por los aluzinantez muchachoz de Málaga Waaghgames.

    Antes de entrar en materia, me presento: mi nombre es Alba, en Instagram trasteo con «moñecos» bajo el nombre de alpacalypse y en Twitter me podéis encontrar como rakuzangoddess, aunque ahí hablo de tonterías más generales que de aspectos relacionados únicamente con el hobby.

Soy miembro de Abades de Maisontaal desde su fundación (casi) y suelo llevar las redes sociales del club. Corsaria de Karond Kar por vocación, a veces he subido reseñas de mis incursiones a tierras lejanas en Wargames y Warcosas y ahora pretendo hacer un poco de lo mismo por aquí también.

    Y... Creo que ha sido una presentación bastante completa para entrar en calor, ¿verdad? Así que voy a dejar de enrollarme ahora mismo para poder viajar en el tiempo y trasportarnos al 24 de febrero de este mismo año, la fecha en la que se celebró el I Torneo de Málaga Waaghgames.

Cartel del torneo, ¡decidme que no es una pasada!

    Esa mañana arrastré a mi enano favorito (antroguez) a nuestra arca negra particular (coche blanco) y pusimos rumbo a Alhaurín de la Torre, donde anualmente se celebran las jornadas de ocio alternativo Hispania Wargames. Es un evento al que acudimos todos los años porque nos gusta el mundo de las miniaturas, pero creo que la experiencia de jugar un torneo en un espacio tan grande ha hecho esta última visita mucho más especial.

Como podéis ver en el cartel, fue un torneo de 6ª edición pura a 1500 puntos donde veinte jugadores nos íbamos a partir la cara como verdaderoz orkoz durante tres escenarios increíbles desarrollados por la organización.

Los abades que acudimos a la llamada de la guerra fuimos Martín (con sus carismáticos pielesverde), Tito (con sus exóticos hombres-lagarto), Tono (con sus resistentes enanos de Karak Norn) y una servidora, con la tripulación de druchiis de la Garra Abisal. Aunque en ese momento no pertenecían al club, también estuvieron otros dos compañeros: Miguel Ángel, con sus coloridos mercenarios de Arabia y Paco, con su alucinante ejército de condes vampiro.

    Uno de los detalles más cuidados del torneo fueron los emparejamientos; no solo se tuvo en cuenta lo «clásico» (evitar que coincidieran personas del mismo club o que suelan jugar juntas, o el mismo ejército), también supieron darle su toque de personalidad haciendo pequeños fragmentos de trasfondo para anunciar los primeros enfrentamientos sin revelar quién iba con quién. Fue divertido leerlo, pero todavía fue más entretenido el ver la cantidad de teorías locas que sacábamos tratando de averiguar a qué jugador le había tocado contra quién.

Este pequeño juego para amenizar la espera e ir calentando motores me pareció un sello de identidad que espero que mantengan en próximas ediciones, no solo por su tremenda originalidad sino también porque demuestran que son un club que le da cariño a esa parte del hobby que a veces queda olvidada con la pintura o las listas: el trasfondo.

    El primer escenario fue un «ataque por el flanco», como ellos mismos lo llaman en su blog. Cada jugador tenía que seleccionar un contingente de entre 400 y 500 puntos de su lista que no se colocarían con el resto de sus unidades en el despliegue. Tras esto, los dos debían apuntar en un papel por cuál flanco de la zona de despliegue del rival deberían aparecer los refuerzos. El resto de fases (determinar los hechizos, escoger lado de la mesa o quién empieza) se desarrollaban del mismo modo que una partida normal.

En esta ocasión tuve la suerte de jugar contra mi querido amigo Miguel Ángel, en un trepidante duelo de esclavistas que tuvo un poco de todo: bailarinas desgraciándome la vida, unidades huyendo por ambos bandos y un pagador con muy, muy mala suerte.

Cuando la personalización del ejército se nos va de las manos...

Con mi carro de gélidos desayunando pagador y unos dados que se negaban a colaborar, los refuerzos no llegaron a tiempo para salvar a los mercenarios de la masacre. Aunque, con un par de turnos más, estoy convencida de que mi rival hubiera conseguido darle la vuelta a la tortilla sin muchos problemas.

    El segundo escenario, «cazadores de cabezas», es tan brutal como suena: los campeones y personajes enemigos derrotados en combate o capturados durante su huida serán decapitados, y esas cabezas actuarán como estandartes capturados que no desaparecerán hasta que la unidad no sea eliminada. En comparación con escenarios de captura de objetivo, me pareció un planteamiento interesante porque te obligaba a buscar el enfrentamiento cuerpo a cuerpo (ya que no podías obtener la cabeza si lo eliminabas con magia o disparos) y a «partirte la cara» de verdad.

Aquí tuve la oportunidad de jugar contra Armado, del club de los anfitriones, y unos ogros que me daban tanto miedo como la primera vez que me enfrenté a ellos en Badajoz. Fue una partida divertidísima también, donde lancé un carro de gélidos a lo loco que me costó el empate. Lo que mejor recuerdo de esta partida, además de la santa paciencia de mi rival, fue como yo no intentaba dispersar magia, directamente decía que dispersaba y los dados me obedecían, ¡me sentí una auténtica pro!

    Y con estos resultados hicimos una pausa para comer pizza.

Normalmente con la hora de la comida es problemática en todos los torneos, y los compañeros de Málaga Waaaghgames contaban con un obstáculo extra: todo restaurante que había en varios metros a la redonda estaba petado porque no éramos los únicos en las Hispania. Son unas jornadas que no solo reúnen marcas importantes de este mundillo, también acogen varios torneos de wargames o cartas y un buen número de visitantes.

Pero unos días antes se habían puesto en contacto con una pizzería local para hacer el pedido y los jugadores ya sabíamos cuánto teníamos que pagar, así que no hubo mucha movida al respecto. También me gustó mucho comer con todos mis compañeros de una forma tan cercana, todos revoloteando de un lado para otro mientras nos acercábamos a las mesas de los rezagados o nos paseábamos por el evento.

En otras comidas multitudinarias no tenemos la oportunidad de estar todos con todos por el obstáculo que representan tanto las mesas como el espacio, por eso creo que los compañeros de Málaga supieron aprovechar una situación para convertirla en una virtud. ¡Me encantó! Dio una sensación de cercanía inmensa.

    El tercer escenario era una batalla campal de toda la vida de Dios, cosa que he aprendido a agradecer a pesar de tener tan poca trayectoria porque los torneos te acaban dejando la cabeza como un bombo. Excepto para los jugadores de la mesa uno, que jugarían un escenario especial con sus propias reglas, ¿y a que no adivinaríais jamás quién acabó en la mesa uno por un incomprensible golpe de suerte?

Mira, mamá, ¡estoy en la tele!

Tuve la oportunidad de enfrentarme a Vartrek, de Panzerhammer, y a sus numerosos hombres bestia. He de decir que no le guardo ningún cariño a las cabras después del destrozo que me hicieron, pero al menos tuve la oportunidad de ser la primera en felicitar al campeón de la primera edición y de saborear (por poquito tiempo) las mieles del éxito.

No tuve muy buenas decisiones y mis tiradas tampoco apoyaron mucho las que no estaban tan mal. Además, estaba jugando contra una persona que me sacaba años luz de experiencia y eso se nota, pero las cicatrices de batalla que consiguieron mis corsarios son experiencias que sumar para el día en el que alcancemos las grandes victorias. O algo de eso espero.

    ¡Y después de un día de emociones fuertes y de darnos mucha, pero que mucha candela, pasamos a la tan esperada entrega de premios! El podio fue ocupado por nuestro Paco en tercera posición, por Adrián con sus fieles lagartos, de Granada Wargames y Vartrek como campeón absoluto.

La codiciada cuchara de palo fue para nuestro Miguel Ángel.

También hubo premio al mejor trasfondo como empieza a ser costumbre en muchos torneos, que fue para Antonio Pareja, y un premio al jugador más amistoso que fue determinado por los votos de los jugadores, siendo nuestro Tito el campeón indiscutible (era de esperar con esa cara de majo que me trae).

Además, una servidora tuvo el honor de ser galardonada con el diploma a ejército mejor pintado.

Aquí unos orgullosos abades, posando con sus premios

Admito que se me saltaron un poquito las lágrimas por el reconocimiento a mi esfuerzo; los que ya me conocéis sois conscientes del cariño que le he puesto a ese ejército druchii (a pesar de las bromas sobre el primo Ramón) y que no solo la organización, también el voto externo de personas que no me conocían, fueran capaces de ver todo eso me hizo muy feliz.

Lo único malo de este torneo es que tendremos que esperar otro año para el siguiente.

Y para acabar con esta no-tan-breve reseña de un torneo maravilloso, me gustaría felicitar a mis compañeros de Málaga Waaaghgames por haber llevado a buen puerto un primer torneo tan espectacular como este. Que vale, ¡puede que sean unas felicitaciones tardías porque estamos en junio! Pero creo que podría estar hablando hasta diciembre del trabajo tan espectacular que han hecho para que todos disfrutemos.

Nos vemos en la próxima entrada ~